Dos de silencio

Comemos silencio
soñamos silencio
anhelamos silencio
y cuando nos vamos:
silencio.
Y nos decimos
que somos reales
y que nuestra mera existencia
apacigua el sonido,
y nos mentimos
como si fuera realidad absoluta
que existimos
y que nos puede reparar el silencio

cuando ni vacío
ni cuerpo
se nos va la vida
creyendo
cayendo
callando
y lo único absoluto
(además de el yo)
es que no existe
ni un poco

(ni cuando termina el lamento
ni cuando se mueren los poemas,
ni cuando cruzamos las almas,
nos quedamos mirando
y nos ignoramos)

no existe
no existe
tal cosa llamada
"silencio".